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Espacio de seguridad: Clave para un equipo innovador y motivado

Montse Ortega Burgos

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Las 5 disfunciones de un equipo

Es muy fácil que, en un equipo en el que no existe un confianza consolidada entre las personas, el miedo sea el elemento que rige las dinámicas. El miedo a represalias, a equivocarse, al qué dirán… hace que escojamos evitar entrar en conflictos. Con miedo, las personas no se involucran y pierden el sentido de pertenencia. No se hacen responsables de los procesos ni de alcanzar los objetivos.

Construir un espacio seguro empieza con otorgar confianza y animar a las personas a asumir riesgos. Cometer errores es humano y, además, aporta valor si aprendemos de ello.

Está confianza, y la ausencia de miedo a fallar, impulsa al equipo a involucrarse en conflictos (sanos) y enfrentar los problemas sin evitar la situación. Hemos de ser conscientes de que el conflicto es algo que sucederá y es totalmente positivo si se gestiona adecuadamente, ya que incorpora conocimiento.

La gestión de conflictos permite llegar a acuerdos compartidos, compromisos que el equipo asume como accountable. Pasan a sentirse responsables.

Esta responsabilidad refuerza el foco en el resultado final.

¿Qué ayuda a construir un espacio seguro?

  • No hay preguntas “tontas”: Promover una cultura donde hacer preguntas sea bien acogido es fundamental. Las preguntas son una señal de curiosidad y pensamiento crítico. Un equipo que se siente cómodo haciendo preguntas es un equipo que busca comprender mejor y desarrollarse continuamente. Para fomentar esto, se deben responder a todas las preguntas con respeto y sin juicio, y animar activamente a todo el equipo a participar en las discusiones.
  • Animar a asumir riesgos: En un espacio seguro, los miembros del equipo deben sentirse animados a asumir riesgos sin temor a represalias. La innovación y la mejora continua requieren de la valentía para probar nuevas ideas, incluso a riesgo de cometer errores.
  • No corregir a los demás en público: Corregir a alguien en público puede ser humillante y perjudicial para la confianza. En lugar de eso, compartamos ese feedback en privado y de manera constructiva. Esto ayuda a mantener el respeto de la persona, permitiéndole aprender y mejorar sin sentirse avergonzada. Hemos de ser conscientes del impacto de nuestras palabras y acciones en la dinámica del equipo.
  • Aceptación de las emociones: Es crucial aceptar y validar todas las emociones, incluidas la tristeza y la frustración, que son parte natural de la experiencia humana. En un entorno de trabajo seguro, los miembros del equipo deben sentirse libres para expresar sus emociones sin temor a ser juzgados.
  • Aceptar el conflicto: Hemos de ser conscientes de que el conflicto es algo que sucederá, sí o sí. Éste es una consecuencia natural de nuestras diferentes necesidades y perspectivas. Es por eso que no debe ser evitado, sino gestionado adecuadamente. Un conflicto bien gestionado puede conducir a una mayor comprensión y mejores soluciones. Debemos fomentar una cultura donde el conflicto se vea como una oportunidad para el crecimiento y la mejora, estableciendo procesos claros para la resolución de conflictos y asegurando que todas las voces sean escuchadas.
  • Cuestionar la propia perspectiva: Un espacio seguro permite a los miembros del equipo explorar sus pensamientos sin temor al juicio. Es importante que todos estén dispuestos a cuestionar sus propias perspectivas y considerar puntos de vista diferentes. 
  • Reconocer errores: Esto no solo fomenta la humildad y la transparencia, sino que también ayuda al equipo a ver los fallos como oportunidades de aprendizaje. Es clave contar con mecanismos para que los errores se analicen constructivamente.

Ante un Error

Alrededor del 95% de las personas reaccionan ante errores o fallos buscando responsables, explicaciones, justificaciones o razones para quejarse. Esto suele pasar cuando los errores causan estrés y preocupación sobre las repercusiones.

Las respuestas a esas preguntas no llevan a la solución, pero tampoco ayudan a gestionar un entorno de confianza. Además, también socava la confianza y la seguridad psicológica del equipo.


Cuando los miembros del equipo se centran en encontrar culpables o excusas, se crea un ambiente de desconfianza y miedo. Este ambiente impide que las personas tomen riesgos y sean innovadoras, ya que el temor a ser señaladas por cometer errores las paraliza. 

Si en vez de eso nos enfocamos en arreglar el problema, aprender de él y solucionarlo para evitar que se vuelva a repetir, estaremos transmitiendo el mensaje de que cometer fallos es parte del desarrollo y no algo que deba ser penalizado. De esta manera reforzaremos el sentimiento de confianza, generando un espacio de seguridad en el que no haya miedo a reconocer los fallos ni a colaborar para reconstruirlos.

Además, la energía que se dedica a buscar explicaciones y justificarse se podría utilizar de manera más constructiva para encontrar soluciones y aprender de la experiencia.

“There is nothing you can break that I can’t help fix” - General Lori Robinson

Para crear un espacio constructivo ante los errores, es crucial adoptar un enfoque orientado al aprendizaje y la solución:

1. Foco en la solución inmediata

En lugar de centrarse en quién cometió el error, el equipo debe dirigir su atención a cómo resolver el problema de manera rápida y efectiva. Este enfoque asegura que los errores no se prolonguen y se minimicen sus impactos negativos. Preguntas como "¿Cómo podemos arreglar esto?" o "¿Qué pasos podemos tomar para solucionar el problema?" deben ser prioritarias.

2. Análisis posterior

Una vez que el problema se ha resuelto, es útil llevar a cabo un análisis posterior para entender las causas raíz del error. Este análisis debe realizarse en un ambiente de apoyo y sin culpas, con el objetivo de aprender y prevenir errores similares en el futuro. Herramientas como el análisis de causa raíz (RCA, por sus siglas en inglés) pueden ser útiles en este proceso.

3. Compartir lecciones aprendidas

Los errores y las lecciones aprendidas deben ser compartidos abiertamente dentro del equipo. Esto no solo ayuda a evitar que se repitan, sino que también fortalece la cultura de aprendizaje continuo. Una herramienta que ayuda a esto es establecer reuniones regulares para discutir estos aprendizajes y fomentar un ambiente donde todas las personas se sientan cómodas compartiendo sus experiencias.

4. Reforzar el mensaje de que los errores son oportunidades de crecimiento

Es crucial transmitir el mensaje de que los errores son una parte natural del proceso de aprendizaje y crecimiento.

5. Implementar mejoras basadas en el aprendizaje

Después de identificar las lecciones aprendidas, es importante implementar cambios y mejoras en los procesos. Esto no solo demuestra que el equipo está comprometido con la mejora continua, sino que también ayuda a prevenir futuros errores.

6. Promover un ambiente de apoyo y colaboración

Al abordar los errores de manera colaborativa, el equipo se fortalece y se convierte en una unidad más cohesionada. Debemos fomentar la colaboración y el apoyo mutuo, asegurando que se sientan parte del proceso de solución y mejora.

Beneficios de este enfoque:

  • Aumento de la confianza: Los miembros del equipo se sienten más seguros y confiados para tomar riesgos y ser innovadores.
  • Mejora continua: El equipo se vuelve más eficiente y eficaz, aprendiendo y mejorando constantemente.
  • Mayor cohesión del equipo: Abordar los errores de manera colaborativa fortalece las relaciones y la cohesión del equipo.
  • Innovación y creatividad: Un entorno donde los errores no se penalizan fomenta la creatividad y la experimentación.

Al adoptar un enfoque positivo y constructivo ante los errores, se pueden transformar los desafíos en oportunidades de crecimiento, creando un equipo más resiliente, innovador y motivado.

Implementando estas prácticas en el día a día

Para que estas prácticas se conviertan en una parte integral de la cultura del equipo, deben ser implementadas de manera consistente y reforzadas en las interacciones diarias. 

Algunas estrategias pueden incluir:

  • Reuniones regulares: Utilizar Daily Stand-ups, 1:1 y evaluaciones de desempeño como oportunidades para reforzar estos principios.
  • Feedback frecuente: Proporcionar y solicitar feedback constructivo regularmente, en lugar de esperar a evaluaciones formales.
  • Formación en soft skills: Ofrecer formación en habilidades de comunicación, resolución de conflictos y gestión emocional.

Crear un espacio seguro es un esfuerzo continuo que requiere compromiso y atención constante. Al implementar estas prácticas y mantener un enfoque en la creación de un entorno de confianza, se puede fomentar un equipo innovador y motivado, capaz de alcanzar su máximo potencial.

Montse Ortega Burgos

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